No tengo idea de como llamar el texto que a continuación les comparto, la verdad es que soy muy mala buscando títulos, pero espero que aún así disfruten esta nueva faceta del blog y publiquen sus opiniones e inquietudes. Un beso a todos.
INTRODUCCIÓN
La vida había avanzado
tan vertiginosamente en este último año, que apenas si había logrado ponerme de
pie para observar como pasaba desde el borde de mis ojos girando alrededor como
una vieja película que me atravesara de polo a polo; todo había cambiado
radicalmente y sin avisar, las circunstancias solo se habían presentado como es
debido, instalándose por todos los lugares que yo frecuentaba, y era esta
sensación tan extraña de estar inmersa en una puesta en escena la que me
obligaba a mi misma a tomar acción y asumir el personaje correspondiente.
Me llevó tiempo
entender que el estar fuera o dentro de
ella no era una cuestión de posición obligada, si no de decisión, y yo decidí
mantenerme al margen, dejar de dolerme los dolores ajenos y comenzar a caminar
en ella sin dejar que me pasara de golpe…dos muertes y media después ya no
quería volver a lo mismo; a colgarme la guirnalda de flores y cantar a pleno
pulmón salmos ni alabanzas; ¿Qué caso tiene sumarse al rito de lo absurdo? Crucificarse
fervientemente de cabeza a los pies de nadie, provocar las heridas que
desangran hasta el delirio y lamerse los pecados enrojecidos para dejar atrás
la culpa.
A mí me gusta mi culpa,
ese pequeño juego que tienen los infantes de guardar secretos con el silencio
de la inocencia; se escriben notas que después de atesorar olvidan en los
bolsillos de la ropa, en el fondo de las lapiceras, pero esa sensación de saber
lo que otros desconocen es la que los llena de poder, un poder incomparable que
les hace latir el pulso desenfrenadamente en sueños con la fiebre propia del
juego. Después de un año de no sentir emoción alguna más que una soledad
infinita, mi culpa presupone un goce necesario, un placer que me deja despierta
por las noches soñando con el día en que se descubra y todo acabe, el día en que las heridas sangren de nuevo y vuelva el delirio.
Sabor a culpa
ResponderEliminarSabor a sangre
Sabor a muerte
Sabor a gloria ...